En mi casa siempre tenía los sobrecitos de edulcorante dando vueltas por la cocina.
Si los ponía en un frasco de mermelada era difícil pescar los últimos que quedaban en el fondo.
Si los dejaba en la caja en la que venían no me gustaba como quedaba estéticamente.
Por eso cuando vi estas cajitas me puse feliz.
Compré una para mí, y cuando comprobé que son super prácticas empece a hacer diferentes modelos para que todos experimenten la alegría de tener en su cocina un objeto bello y útil.
Si te gusta puede ser tuya!
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